Julio Roberto Gómez: misión cumplida

12.02.2013 12:25

Acaba de terminar Julio Roberto Gómez su breve período como presidente del DIM y ya hizo historia.

 

 

Acaba de terminar Julio Roberto Gómez su breve período como presidente del DIM y ya hizo historia.

Hace ocho meses tomó la decisión de no dejar morir el club. Sin ninguna experiencia como directivo de un equipo profesional, logró que sus accionistas le cedieran el mando, para sacar de cuidados intensivos a un Club que se encontraba al borde de la desaparición.

Reunió a un grupo que había perdido la confianza, para hacerles ver a técnico y jugadores que los hombres no se entregan, que creía en ellos y que les respondería por los compromisos económicos del club.

Enfrentó a los acreedores para pedirles paciencia y tiempo para encausar el equipo, hacerlo competitivo y generar ingresos con que atender sus obligaciones, mientras buscaba una empresa o un grupo de inversión que adquiriera el equipo y lo sacara definitivamente de la insostenible situación en que se encontraba.

Parecía la quijotada de un iluso, pero para sorpresa de todos logró en dos meses cambiar la tendencia derrotista del equipo y llevarlo a realizar una campaña brillante, que le permitió clasificar entre los ocho mejores del país, ganar el primer puesto de su cuadrangular, disputar la gran final del fútbol colombiano y obtener un honroso subcampeonato.

Lograr en seis meses lo que fácilmente podría ser una tarea de varios años, es una hazaña muy difícil de igualar por otro, así sea contando con los recursos económicos que el armado y manejo de un club requieren.

Porque la plata es muy importante, pero tanto o más es el manejo que el presidente debe darle a técnico y jugadores, especie de artistas del deporte que motivados pueden alcanzar alturas de rendimiento que ni ellos mismos sospechan, así como desmotivados pueden parecer personas comunes y corrientes, que pasan desapercibidos dentro de la marea humana.

Se requiere mucha inteligencia y conocimiento para armar un grupo de trabajo a nivel directivo, que sepa complementarlo en su función y cubrirle la espalda en aspectos administrativos y financieros.

Se necesita personalidad para atender todos los frentes que un club exige, porque es entidad privada en cabeza de unos pocos al momento de responder económicamente por los recursos que la operación requiere, pero a la vez es entidad pública para todos los demás efectos, en la que mucha gente se siente con el derecho a pedir cuentas.

Fue también fundamental la sencillez, naturalidad y el calor humano que mostró en el trato con técnico, jugadores, periodistas, hinchas y personas representativas de la sociedad, la industria y el comercio de la ciudad, a quienes se ganó con sus amables maneras.

Y tuvo la credibilidad y habilidad para mostrar a un destacado grupo de empresarios antioqueños, seguramente hinchas del equipo, que el fútbol bien manejado, aunque es un juego, no es una lotería sino una gran empresa.

No es fácil y podría decir más bien que es muy difícil, encontrar en el campo deportivo una persona con las condiciones que Julio Roberto Gómez mostró en tan corto tiempo.

Me ha sorprendido que el grupo de inversión que adquirió el 62% del equipo, no haya visto la importancia de darle continuidad en el manejo directo de la operación del equipo, dejando para quienes llegaron la composición de la Junta Directiva, con un presidente que es el de la Junta y cabeza máxima del club, tal como lo hacen los clubes de fútbol y otros deportes en los principales países de Europa y en los Estados Unidos, líderes mundiales en todos los aspectos que tienen que ver con el manejo del deporte de alto rendimiento.